Era el quinto aniversario de mi esposa fallecida, esa mujer que aparentemente tan pura y sana, aquella mujer que solo con el rose de mis palabras y mis labios en su mejilla logré desnudar cada vez que la veía y lograba identificar lo que verdaderamente era ella, pero más que eso, más de lo que ella me hacía sentir, había algo más, lo que ella veía de mí. Esta mujer que con solo con mirarme con sus grandes ojos color café, vio por completo dentro de esta fachada, un profesor que solo se interesa por el intelecto literal y nada más, una persona tosca y apasionada.
Esta mujer, que tanto he amado y que pensé conocer completamente, esta misma, ha llevado una doble vida, conmigo no era más que una fogosa esposa, y cuando no estaba en mi presencia no era más que una prostituta. Es por eso, que cuando descubrí que aquella musa que hacia mis días felices también era la misma que me apuñalaba por la espalda, supe inmediatamente que tenía que hacer, esta es la razón de que hoy 26 de julio esté yo celebrando, borracho en un bar, el día de su cumpleaños y al mismo tiempo el día de que ella dejó este mundo terrenal, sino que también estoy celebrando el día en que ella dejó de traicionarme, el día en el que tuvo a su último hombre entre sus piernas, ése día, éste día con mucho amor y egoísmo; la asesine.
Hola, un relato muy fuerte. Una traición imperdonable. Corto pero intenso.
ResponderEliminarUn saludo!!
El dolor de la traición es inmenso.
ResponderEliminarGracias por tu comentario :)
Un relato oscuro...
ResponderEliminarMe lié un poco con los tiempos verbales, tal vez deberías darle una repasada.
Saludos :)
Mirá que vengativo el hombre!!! No le alcanzaba con ser feliz?
ResponderEliminarme gustó!!!!
Besos