lunes, 26 de marzo de 2012

Adicto a la escritura: Marzo 2012

Hoy es un día como todos, Laura con una gran sonrisa sale de su casa a trabajar, pensó que hoy iba a ser un buen día, pero en eso estaba equivocada, hoy iba a ser el primer día de una nueva vida.

Ella vivía sola en un apartamento con su gato Persie- no es que el gato Europeo y mucho menos Británico, pero Laura estaba tan obsesionada desde los 15 años con el jugador de futbol Robin Van Persie, del equipo del Arsenal, que prometió que cuando tuviera una mascota, le podría ese nombre-, y siempre antes de trabajar solía tomarse una taza de café y leer la prensa mientras el calentador calentaba el agua lo suficiente para tomar un refrescante baño, luego se vestía y daba de comer a Persie para finalmente salir a trabajar su turno de medio tiempo con un rostro particularmente feliz.

La diferencia de  hoy y otros días está en Persie, ella nunca se imaginó que al llegar a casa encontraría que él se había escapado sin dejar ningún rastro.
Laura en medio de su desesperación, salió al parque donde usualmente solían pasear los domingos en la tarde cuando no estaba muy lluvioso. Le dio toda la vuelta al parque hasta que por fin vio a lo lejos, al lado del lago, la silueta de un pequeño gato de color dorado, se alegró de verlo y corrió hacia él. Mientras que estaba ella abrazando y besando a Persie se le acerco un joven y le pregunto, 
- ¿Es este su gato señorita? -, 
- si, ella respondió, ha causado muchos daños, preguntó- Laura no se había percatado hasta ese momento de lo buen parecido que era este joven. .- no, ninguno, se la ha pasado acostado todo el tiempo desde hace 1 hora, pensé que lo habían abandonado, hasta que la vi corriendo a usted con tanta dichay confirme que usted era la verdadera dueña – respondió él.

Laura no supo que más hacer, así que agradeció al joven que tenía una mirada penetradora, algo cansada, pero muy hermosa, pensó ella, su rostro estaba pálido, tanto que parecía enfermo, pero aun así tenía una gracia ante sus ojos muy significante que se quedo grabado en su memoria. Tomo el camino más largo para llegar a casa y pensar en el hecho que acababa de suceder. 
Por desgracia, nunca supo su nombre, ni siquiera sabía si vivía cerca  o solo estaba de paso, lo único que sabía ella hasta el momento es que le gustaba de una manera sorprendente.
Después de tanto pensarlo, ella decidió volver al parque a buscar al joven  para entablar una conversación con él, no soportaba perder una oportunidad  para ver ese rostro pálido que tanto la ponía a pensar en lo que menos gustaba en esos momentos, EL AMOR.

En la mañana siguiente, Laura más feliz de lo normal, se puso su mejor vestido y fue en busca del joven. Se sentó en el lago por más de  una hora y nunca lo vio, entonces resignada fue a comer algo en la cafetería de la esquina del parque, se le acerco al vendedor y le preguntó acerca de dicho joven, en respuesta, supo que dicho joven se sentaba todos los domingos en esa cafetería a observarla a ella, le dijo en vendedor, siempre se tomaba unas cuantas tazas de café y  la miraba fijamente como se comportaba ella en el lago con su gato, le confesó también el nombre de joven, Luís, y se enteró que Luís falleció en el hospital de cáncer, hacia solo unas cuantas horas.

Laura con una gran depresión de enterarse de lo que ella había sido para Luís durante mucho tiempo, se sentó al lado del  Lago y lloró; las aguas cristalinas de la orilla del lago reflejaban su inusual rostro  y prometió que nunca, nunca, iba a renunciar a encontrar su amor.